La señora Juana tiene a su querida hija enterrada en mi cementerio. Era una niña cuando murió.
Murió atropellada.
Su tumba siempre estaba repleta de adornos, de muñecas, de juguetes…
La señora Juana le cortó el cuello al hijo menor del conductor.
Su historia la refirieron mis compañeros. Y me la contó ella misma. Durante muchos años.
La señora Juana ya no puede hablar. Murió. Y la enterramos junto a su pequeña. Ahora, quiero pensar, descansa en paz, con lo que más quiso.
Cada mañana paso junto a su tumba, y la miro…
Puedes conocer toda la historia aquí, en el Libro Primero. Te invito.
Gracias…